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A mai
Quien no caminó
su árido silencio,
Quien no atravesó el pantano
de lo irrepetible
¿Puede soñar el arrullo de los verdes soles?
¿Sabrá el precio ingrato de cada una de las cosas?
Quien no oteó los mares inconclusos en la palma de su mano
Quien no bañó sus pies en la caldera del desengaño
¿Puede traspasar el océano impar de todos los llantos?
¿Sabrá cantar como un
niño en el fondo de un aljibe?
La ciudad, es una sombra detenida en el instante del arroyo
.Un desierto leve que un dios mustio imaginó. Se alimenta de los ruidos incorpóreos.
Se nos deshoja, en el inútil vertedero del tiempo. Nuestras muertes le siguen
haciendo gracia, y sin embargo…
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